¿Cómo bendice la vida de otros una Personalidad Encantadora?

Ahora concluyo mencionando a tres personas que con su sola presencia, su sentido del humor y la perseverancia con la que enfrentan la adversidad han bendecido mi vida. Uno de ellos es mi padre, quien en mis años de vida pese a las circunstancias difíciles, le he visto encarar la vida con vigor, con esperanza y con un sentido del humor inalterable, aun en los momentos más duros de su vida, los cuales no han sido pocos. La otra es mi hermana Johanna, quien tiene el poder de desestrujar un alma arrugada por el dolor y la amargura, con su mirada penetrante y su alegre sonrisa. Atributos que sin duda los heredó de nuestros padres, pues mi madre no se queda atrás; ya que ella también ha sido bendecida con el don de congeniar, haciéndose amar por quien sea que le conozca.

De modo que, como pude establecer en este blog, las maravillas de una personalidad encantadora van más allá del mero hecho de ser alguien que sólo tiene una personalidad agradable, sino que más bien es ser capaz de alivianar o mitigar la niebla de un alma abatida por la soledad, la monotonía y la desesperanza. Es el don de inspirar en los demás lo mejor de ellos mismos. Es el don de recordar a los demás que son hijos de Dios y que son valiosos. Es el don de llenar los vacíos que cada día deja el ritmo acelerado de un mundo cada vez más desvalorizado y apático.  Es lograr la maravilla de sobrevivir y perdurar en el tiempo. De tatuarte en el corazón y el alma de los que te rodean.